¿Por qué podemos ver las cosas que nos rodean? Porque la luz se refleja en ellas. ¿Y qué pasa donde no hay luz? ¡Pues que no vemos! Esto no es nada nuevo... pero si le das un enfoque diferente puede resultar muy divertido, emocionante y motivador.
Nos sentamos en círculo en medio de la clase, en el suelo. Apagamos las luces y bajamos las persianas. Cada alumno tiene su linterna pero sólo puede tenerla uno encendida: áquel que también tiene el libro de "Las damas de la Luz" (de la riojana Antonia Santolaya) entre sus manos. Y comienza la cadena... De uno en uno van leyendo en voz alta alumbrándose con su linterna y lo van pasando al compañero de al lado hasta que se completa el círculo.
El resultado fue muy bueno: el nivel de concentración aumentó considerablemente y se creó una atmósfera muy agradable a pesar de estar casi a oscuras. Es curioso como después, al valorar la actividad y comentarla todos juntos, algunos de ellos expresaron que habían sentido miedo por estar a oscuras pero que se sentían a gusto y tranquilos porque estaban con sus amigos. Con esta actividad también reforzamos el significado de GRUPO a pesar de que el grupo se encuentra a oscuras y la luz solo se va reflejando en uno de ellos cada vez.
Me gusta encontrarme con actividades sencillas que dan tanto jugo.
Aquí tenéis las fotos, algo oscuras lógicamente, pero a mis niños sé que les van a encantar.